Cuando decidí cerrar ciclos, me permití soltar lo que no me dejaba avanzar aceptando mis heridas y dándole el lugar correcto en mi vida.
Cuando decidí cerrar ciclos, avance lento pero seguro disfrutando cada instante y permitiendo que gente nueva llegara a mi vida.
Cuando decidí cerrar ciclos, comencé a ver colores donde los grises resaltaban, comencé a ver sonrisas cuando pensaba que solo existían lagrimas.
Cuando decidí cerrar ciclos, comencé a vivir de manera plena cayendo en conciencia de lo que soy y de lo que siento.
Pero... que me impedía soltar aquellas experiencias?
El miedo a la soledad, porque hayan sido buenas o no tan buenas las experiencias vividas me hacían sentir acompañada.
Mi zona de confort, lograba mantenerme ¨segura¨ aunque esa seguridad me alejara de mi felicidad.
Y el apego a aquella experiencia o persona que hizo que me perdiera en el camino para luego no saber como reencontrarme.
No puedo decirte que es sencillo cerrar ciclos pero te doy plena seguridad de que es muy satisfactorio; ni puedo decirte cuanto durara ese proceso, sin embargo, te doy fe de que si decides dar ese paso, hoy estarás mas cerca de tu felicidad.
Aquí te dejo las dos maneras mas fáciles y eficaces para cerrar ciclos:
SUERTE!
El día que aprendí que los miedos podían ser mis aliados ya que me hacían caer en conciencia que había ¨algo¨ que podía sacarme de mi zona de confort, fue el día en que para mi comencé verdaderamente a vivir.
Durante muchos años viví teniéndole miedo a sentir miedo, teniéndole miedo al fracaso y sobretodo teniéndole miedo a lo nuevo que podía venir simplemente porque vivía pendiente de lo externo anulando a Magui en todo ese tiempo. Hasta que comprendí que el viaje por esta vida era uno solo y que solo dependía de mi disfrutarla a plenitud.
Ese día deje de rechazarlos, al contrario los identifique y los invite a mi vida ya que comprendí que ellos simplemente me recordaban que estaba viva y que nuevamente estaba desviándome de mi propósito de vida que era SER FELIZ.
El compromiso fue conmigo misma, ese día decidí hacer todo lo que fuese necesario para conocerme a tal punto que cuando el miedo lo sintiera nuevamente tuviese la conciencia y la madurez de darme cuenta que estaba prestandole mas atención a lo externo que a lo interno.
Por eso hoy te digo, no quiero vivir sin miedos... Quiero vivir la vida viviendo!!!
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